03 septiembre 2011
La derecha poco a nada puede reclamar de sus derechos históricos
Por Martín Esparza Flores
Hasta la saciedad, los panistas y grupos extraviados de la ultraderecha se desgarran las vestiduras en una maquillada defensa del Zócalo de la ciudad de México; acusan al Sindicato Mexicano de Electricistas de tenerlo secuestrado pero olvidan, deliberadamente, que ese espacio es y ha sido por antonomasia histórica centro de los grandes movimientos sociales y políticos del país, e inalterable punto de expresión de todos los mexicanos.
El histórico espacio es de todos los mexicanos, pero de aquellos que se lo han ganado a pulso, que lo han defendido a través de los años como tribuna de la libre de expresión.
Por eso, cuando habla del Zócalo, la derecha poco a nada puede reclamar de sus derechos históricos, de hecho sus antepasados nunca han estado ni estarán presentes en las decisiones nacionalistas y patrióticas que se han vivido en la añeja plancha. Los antepasados de los panistas no estuvieron presentes en la Marcha de la Lealtad en que los cadetes del Heroico Colegio Militar escoltaron al presidente Francisco I. Madero del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional, el 9 de febrero de 1913. En esa fecha, la gente se arremolinó en el Zócalo para expresar su apoyo al apóstol de la democracia.
Los grupos de la derecha de entonces apoyaron más tarde al traidor y tirano Victoriano Huerta cuando, tras asesinar brutalmente a Madero y Pino Suárez, se agazapó en el poder tras un golpe de Estado.
La reacción panista tampoco apoyó al general Lázaro Cárdenas durante la expropiación petrolera de 1938; el 18 de marzo de ese año, miles y miles de mexicanos, gente del pueblo, trabajadores, campesinos y amas de casa, llenaron al tope el Zócalo para patentizar su apoyo a un presidente patriota. Fue una de las expresiones más limpias y espontáneas de un pueblo decidido a apoyar las decisiones nacionalistas de Lázaro Cárdenas.
Era también la muestra de la fuerza de un pueblo que obtenía beneficios directos en las fábricas y en el campo, en contra de los principios doctrinarios de una ultraderecha antinacionalista.
En el Zócalo capitalino también se cristalizó la nacionalización de la industria eléctrica el 27 de septiembre de 1960; de igual forma, en esa fecha histórica el pueblo de México abarrotó el Zócalo para estar presente en el mensaje enviado desde Palacio Nacional por el presidente Adolfo López Mateos; minutos después, el mandatario bajó a la plancha de la Plaza de la Constitución a convivir con la gente. Las emotivas crónicas de entonces relatan cuando, por ejemplo, un grupo de cilindreros se organizaron para hacer una valla al jefe del Ejecutivo. Tampoco los panistas asomaron siquiera las narices.
Pero ahora, cual plañideras de una ideología transformada, para desgracia del país, en gobierno, señalan a un movimiento de resistencia como el encabezado por el SME de apropiarse del Zócalo, que dicen, “es de todos los mexicanos”, y en efecto, así es: el histórico espacio es de todos los mexicanos, pero de aquéllos que se lo han ganado a pulso. ¿Cuándo la derecha ha defendido el país, cuándo ha estado presente en el Zócalo al lado de las causas del pueblo?
Hoy, los panistas demandan y exigen que levantemos nuestro plantón, pero dicha exigencia no se hace extensiva al gobierno emanado de su partido que ha convertido el país es un gigantesco camposanto, que tiene a millones de mexicanos sin empleo y al borde de la miseria, que está entregando día a día nuestro petróleo y nuestra electricidad a empresas extranjeras.
Por eso, es necesario que el pueblo se manifieste nuevamente en la defensa del Zócalo y de sus libertades ciudadanas y grite a los cuatro vientos a los panistas, que no hay motivos de celebración este mes de septiembre, porque ellos se han encargado de trocar el mes patrio por el mes de las traiciones a la patria.
El pueblo debe hacerse escuchar y por eso la convocatoria para el próximo día primero de septiembre para que juntos celebremos el movimiento de Mexicanos Indignados, a que ha convocado el SME.
Defender el Zócalo contra las decisiones arbitrarias y autoritarias de la derecha es defender el país. Hagámoslo.