Saltillo. Al cumplirse hoy 37 años del estallamiento de la Huelga de la Cinsa, aquel movimiento involucró a seis mil trabajadores y que desde Saltillo sentó las bases para la dignificación del trabajo de los obreros y para la transformación de la vida laboral de nuestro país, uno de los principales líderes de esa gesta, Salvador Alcázar Aguilar, comenta para VANGUARDIA algunos puntos de vista sobre las actuales políticas sindicales, y por supuesto nos narra algunos momentos de esa lucha que puso a Saltillo en el mapa nacional.
“Creo que la iniciativa de Reforma Laboral que se presentó a la Cámara de Diputados no es otra cosa que la 'Ley Abascal' que la Oligarquía Nacional se ha empeñado en llevar adelante desde los tiempos de Vicente Fox y que no se va a aporbar por intereses de dos partidos políticos, que pretendían llevarla adelante no importando que la clase empresarial quiera apuntalar la economía del país en base a pisotear los derechos de los trabajadores” inició diciendo Alcázar Aguilar.
Expuso que resulta verdaderamente lamentable observar lo que sucede actualmente en la vida laboral de nuestro país “porque hoy el sindicalismo no existe, está castrado, y los líderes no tienen voluntad para hacer cambios de fondo, porque esa iniciativa sólo sería ponerle aceite y agua a un carro que necesita una reparación general, y en ese sentido yo veo a Tereso Medina Ramírez, Presidente de la Comisión del Trabajo y Previsión Social, coludido con Felipe Calderón, en ese empeño de la oligarquía por acabar con los sindicatos”.
“Lo que hicieron con el Sindicato Mexicano de Electricistas fue verdaderamente criminal, y no estoy juzgando si estaban haciendo bien o mal las cosas, lo reprobable es que no puedes entrar a punta de metralleta a sacar a los trabajadores a disolver un sindicato, y es aterrador que se trate así a los trabajadores y que se pretenda llevar esta línea adelante, y por poco lo logran, porque ya estaban a punto de aprobarla, pero entre Muñoz Ledo y López Obrador denunciaron que la iniciativa iba directamente contra los trabajadores, y por eso la frenaron”, consideró el entrevistado.
Alcázar Aguilar asegura que a esa iniciativa “se le pueden hacer reformas, pero necesita al menos 97 modificaciones que podrían irse atendiendo y desechando una a una, lo cual implica mucho trabajo que lógicamente los diputados no van a hacer, porque no están acostumbrados a trabajar, y por eso se han detenido, pero como pueden darse cuenta todo es ‘plan con maña’ y la Ley que quieren sacar adelante solo beneficiaría a los patrones, no a los trabajadores, y creo que en eso hay que tener mucho cuidado”, aseguró.
‘Tenian todo arreglado…”
Alcázar Aguilar dice que los obreros y trabajadores de este país requieren hoy verdaderos líderes que no traicionen a sus representados, que no se vendan y que lleven adelante propuestas de mejoras reales, con mayor razón si ahora están instaladas aquí empresas de primer mundo que verdaderamente se precupan por la superación y el desarrollo de sus empleados, expuso el entrevistado quien de ahí se salta al recuerdo de aquella huelga.
“Este 16 de abril se cumplen 37 años del inicio de esa huelga, misma que concluyó el 3 de junio y que iniciamos parando los tres turnos de las dos empresas, para reunirnos y dialogar con los 2 mil trabajadores de Cinsa, 2 mil de Cifunsa Planta Gris y 2 mil más de Cifunsa 2, Planta Maleable, con quienes estuvimos dialogando de las cuatro de la tarde a las dos o tres de la mañana del día siguiente, porque ya se nos habían adelantado y tenían firmado y depositado un contrato ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, con un aumento de 12.5 por ciento, pero en base a canjes de prestaciones, y con una serie de clausulas de ‘siempre y cuando no le afecte a la empresa’ que atentaba contra los derechos de los trabajadores”.
Expone que cuando surgió el movimiento tenía solo seis meses de haber ingresado como Mecánico Electricista, “y ya venía de Inyec Diesel, donde me habían corrido, pero aquí había que generar un movimiento de inconformidad porque todo estaba en contra de los trabajadores y a favor de la emprea, y por ello después de aquella larga reunión, fuimos a hablar con los directivos, y muy amables nos decían que no dialogarían, que el contrato estaba ya firmado y depositado, ante la Junta, pero lo que nos valió muchísimo fue la colaboración de Arturo Alcalde Justiani, del Frente Auténtico del Trabajo, quien sacó un ‘as de la manga’ y al señalar ‘desequilibrio entre los factores de la producción’, nos ayudó a ganar esa huelga, porque sobre esa base sentamos el reclamo, ganamos, y ellos se fueron al amparo, pero volvimos a ganar, pese a todas las argucias”.
Alcázar Aguilar señala que nunca en la historia laboral de nuestro país se había realizado un movimiento con estas características, “y al final logramos el 70 por ciento de salarios caídos, un seguro de vida por 25 mil pesos, un salario mínimo de 4 por ciento arriba del salario regional, y que la empresa pagara seguro social e impuestos, además de que también logramos que se les diera planta a muchos trabajadores que tenían de cinco a 10 años como eventuales, entonces al final salimos con un 40 por ciento de aumento, 20 que logramos nosotros y un 20 por ciento que decretó el Presidente Luis Echeverría Alvarez, quien por cierto en San Luis Potosí me recibió después de una Caravana de Hambre que hicimos hasta allá y me entregó 50 mil pesos para que siguiéramos adelante con el movimiento”.
“Al final de la huelga se firmó un acuerdo en el cual constaba que no había ganador ni vencido, y que era un ‘pacto de caballeros’, y aunque se comprometieron a no correr a nadie, a los dos meses despidieron a más de 2 mil trabajadores, y tiempo mas tarde el expediente, de cerca de 6 mil hojas, se perdió en la Junta de Conciliación y Arbitraje, porque así se manejaban las cosas entonces”, comenta Alcazar Aguilar, quien se emociona al recordar el apoyo que el movimiento, los trabajadores y sus familias recibieron de la gente de Saltillo.
“Era verdaderamente motivante observar como estudiantes y maestros del Tecnológico, del Ateneo, de la Narro, llegaban a brindarnos su apoyo, nos llevaban leche, carne, huevos, despensa, y contrario a lo que una vez dijo Salvador Allende, de que ‘La Lucha Sindical no pasaría por las aulas’, aquí quedó demostrada la fuerza de la unión entre obreros, estudiantes y campesinos, porque llegaban de los ejidos con ayuda y productos del campo para nustras familias, y tenemos mucho que agradecer a toda la gente que nos apoyó, que nos respaldó, y ni qué decir del Frente Auténtico del Trabajo”, expresa el entrevistado.
“Aquella huelga marcó un parteaguas, una línea invisible, entre el abuso y un trato más justo para los trabajadores y las cosas han cambiado y ahora vemos a empresas que le dan un verdadero valor al obrero, al operario, y que reconocen su valía con prestaciones y utilidades, pero sobre todo con un trato digno, y por mencionar a unas cuantas ahí está General Electric, Deacero, Chrysler, General Motors y tantas otras que han venido a significar un crecimiento y un desarrollo para tante gente, que lejos quedaron aquellos tiempos cuando la CTM obligaba a los líderes sindicales que no sabían leer, a firmar con ‘C’, que facilitó la creación de las coopertivas, como aquella de La Forestal, que facilitó la desaparición de una empresa que fue modelo internacional, y una enorme fuente de trabajo”.
Es Salvador Alcázar Aguilar, quien asegura que muchas cosas han cambiado, pero otras siguen estando ahí, acechando al trabajador, “como esa iniciativa que pretextando mayor productividad pretende contratos de seis meses, y solo un año de salarios caídos en caso de demandas, lo cual sin duda se trata de otro acto terrorista, como hicieron con el SME, cuando el propio Calderón declaró que ‘estorbaba’, entonces si todo lo que estorbe lo van a nulificar, pues estamos perdidos”.
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