Se obligó a la empresa a absorber costos, concluye la Cámara de Diputados
La extinción de LFC, para permitir a trasnacionales vender energía: estudio
La CFE incrementó 90.8 % el costo de la electricidad que entregaba a Luz y Fuerza
Un análisis revela lo que motivó la extinción de LFC. La imagen de archivo corresponde a una manifestación de electricistasFoto Carlos Ramos Mamahua
Enrique Méndez y Roberto Garduño
Periódico La Jornada
Viernes 11 de febrero de 2011, p. 23
Viernes 11 de febrero de 2011, p. 23
La Cámara de Diputados concluyó que la extinción de Luz y Fuerza del Centro no se decretó por su alto costo de operación, sino para entregar a compañías trasnacionales la operación y suministro de energía eléctrica en la zona centro del país. Al desaparecer la compañía, expuso, los productores externos de energía (PEE) sumaron 50 por ciento de la capacidad de generación de energía de la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
Al realizar un análisis de la extinción, la Unidad de Evaluación y Control (UEC) de la Cámara explicó que aunque oficialmente la CFE presta el servicio en el Distrito Federal y los estados de México, Morelos, Puebla e Hidalgo, la paraestatal
disminuyó su capacidad de generación en más de 12 mil megavatios para permitir el ingreso de permisionarios privados, y que 6 millones de usuarios, cuyo suministro era cubierto por Luz y Fuerza, sean atendidospor firmas extranjeras.
Si bien los resultados de la revisión de la Cuenta Pública 2009 serán presentados el miércoles por la Auditoría Superior de la Federación, la UEC realizó su propio análisis de los efectos del decreto presidencial que ordenó la desaparición, en octubre de ese año, de la segunda empresa eléctrica del país.
El documento de la UEC, que se entregó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara, revela que desde 2007 la electricidad que CFE vendía a Luz y Fuerza no la generaba aquella paraestatal, sino firmas privadas. Además, la política era vender más cara a LFC la electricidad adquirida a los concesionarios.
Detalló:
En 2007, Unión Fenosa, productor privado independiente de origen español, vendió el kilovatio/hora (Kw/h) a CFE a 59 centavos y ésta a su vez se lo vendió a Luz y Fuerza a 1 peso y 93 centavos.
Refirió que en 2008, las compañías que operan en México aumentaron el precio del kw/h y se lo vendieron a CFE a 93 centavos; ésta, por su parte, lo vendió a 1.50 pesos a Luz y Fuerza, pero
la Secretaría de Hacienda obligó al organismo liquidado a venderle al usuario a 1.18 centavos.
Con ello se obligó a Luz y Fuerza a absorber el costo, lo cual provocó un quebranto de 13 mil millones de pesos en 2009, año en el que se decretó su extinción.
La energía comprada a CFE se incrementó de 41 mil 500 millones de pesos en 2001 a 108 mil 400 millones de pesos en 2008. Así, los costos de explotación se integraron en 56 por ciento de electricidad comprada a CFE y 26 por ciento de pasivo laboral, principalmente, abundó.
El documento de la UEC indica que los altos costos de energía eléctrica que la CFE adquiere de productores externos fueron transferidos a la propia Luz y Fuerza,
deteriorando aún más su difícil situación financiera.
Entre los factores que el órgano revisor de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados identificó como claves para provocar una quiebra de Luz y Fuerza está el pasivo laboral, pero sobre todo las transferencias para subvencionar el costo de la electricidad que CFE compraba de los PPE.
“Desde su creación, Luz y Fuerza había recibido transferencias presupuestales cuantiosas y que entre 2001 y 2009 se incrementaron en más de 200 por ciento, al pasar de 13 mil millones de pesos a 42 mil millones en ese periodo.
Sin embargo, debe aclararse que esa situación no fue exclusiva del organismo liquidado. También CFE recibió cuantiosas transferencias que se mantuvieron altas, al incrementarse de 46 mil 600 millones de pesos a 98 mil 300 millones, durante ese mismo periodo, detalló.
La política ejercida sobre Luz y Fuerza, indicó, provocó que sus costos de operación casi duplicaron a sus ingresos por ventas. Así, de 2001 a 2008 reportó ventas por 282 mil millones de pesos, pero sus costos ascendieron a 524 mil millones, es decir 186 por ciento superiores a sus ingresos.
Además, identificó que la inversión en proyectos de infraestructura que las secretarías coordinadoras del sector, Hacienda y Energía,
fue insuficiente para que el organismo generara la electricidad que demandaba la zona centro del país y, en consecuencia, ésta provenía de compras a CFE, con costos que aumentaron 90.8 por ciento como proporción de los ingresos totales en 2001, y de 119.5 por ciento en 2008.
La UEC cuestionó que mientras se decidió no resolver el pasivo laboral de Luz y Fuerza por 220 mil millones (de 240 mil millones en el caso de CFE), las pérdidas totales de energía “eran excesivas y casi tres veces observadas a las de CFE, una gran proporción de las mermas se concentró en adeudos de gobiernos estatales y municipales de la zona centro y de empresas corporativas que realizaban ‘acuerdos’ con el gobierno federal” para no pagar sus consumos.
El reporte señaló que los adeudos de los gobiernos estatales de México, Hidalgo, Morelos y Puebla ascendían a junio de 2009 a 7 mil 400 millones de pesos; de empresas privadas a 2 mil 400 millones de pesos.
Mientras, el costo de transporte de electricidad desde plantas generadoras privadas, las pérdidas no técnicas –como el robo de energía–, la alteración de medidores y facturas, así como salarios y prestaciones al personal sólo representaron 6.3 por ciento de los costos y gastos de explotación, concluyó la UEC.
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Crecimientoy desigualdad
El titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, celebró ayer el incremento de 5.5 por ciento en el producto interno bruto (PIB) durante 2010, ponderó esa cifra como las
Visto en forma aislada, el incremento observado en el PIB nacional durante el año pasado podría constituir una buena noticia; sin embargo, la lectura optimista de Calderón no se sostiene si se toman en cuenta datos del pasado inmediato y, sobre todo, de la realidad social del país. No puede pasarse por alto que el aumento referido tiene lugar luego de un desplome histórico, de más de 6 por ciento, en la economía nacional, como consecuencia de la crisis de 2009; es decir que, en el mejor de los casos, y de cumplirse las estimaciones optimistas de Calderón, el país alcanzará en algún momento de 2011 un nivel de riqueza equivalente al que tenía a finales de 2008.más alta en 10 añosy
la tercera o la cuarta, quizá, más alta de crecimiento en México en los últimos 30 años, y expresó su optimismo sobre un buen comportamiento de la economía nacional durante 2011.
Por otra parte, la realidad indica que, en nuestro país, los ciclos de crecimiento macroeconómico no se ven reflejados en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población: por el contrario, recuérdese lo ocurrido entre 2006 y 2008, periodo en que se registraron tasas de crecimiento anual en el PIB nacional y en el que, sin embargo, se produjo un aumento significativo en los niveles de pobreza: tal indicador pasó de 42.6 por ciento del total de la población en 2006 –año en que Calderón asumió la titularidad del Ejecutivo federal– a 47.4 por ciento en 2008, lo que, en términos absolutos, implica un aumento de 6 millones de personas. A esta cifra habrán de sumarse los mexicanos que cayeron en condición de pobreza durante 2009 y 2010 –datos que hasta ahora no han sido difundidos por la autoridad–, y los que estén por hacerlo en el presente año, como consecuencia de las alzas en los precios de alimentos provocadas por fenómenos climatológicos, por decisiones de la propia autoridad –por ejemplo, los incrementos mensuales en los precios de los combustibles– y por la especulación.
Así pues, el optimismo manifestado ayer por el jefe del Ejecutivo parece más bien consecuencia de una incapacidad para comprender la situación económica y social del país. Tal incapacidad, llevada a niveles exasperantes, puede derivar en expresiones como las formuladas el pasado lunes por el titular de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, quien afirmó que una familia puede costear un crédito de vivienda, automóvil y aun las colegiaturas de sus hijos con un ingreso mensual de 6 mil pesos.
Ante un escenario de penurias acentuadas y un sentir de zozobra e incertidumbre en amplios sectores de la población, es claro que el gobierno federal no puede contentarse con el mero
crecimientode la economía. Al respecto, cabe traer a cuento, como contrapunto del optimismo calderonista, el discurso pronunciado ayer por el historiador Miguel León-Portilla –homenajeado en la Universidad Nacional Autónoma de México por sus 85 años de vida–, quien identificó a la desigualdad social y económica como un factor central de la desastrosa circunstancia nacional presente, y como un componente ineludible de la violencia que se vive en el territorio.
La población lleva más de cinco lustros escuchando que primero hay que producir riqueza para después derramarla desde la cúpula hacia la base de la pirámide social. Sin embargo, la aplicación de ese mantra neoliberal ha provocado que en nuestro país coexista la mayor fortuna personal del mundo junto a aproximadamente 20 millones de personas en situación de
pobreza alimentaria–eufemismo académico para decir hambre– y con 25 millones de trabajadores que, según cifras del Inegi, ganan menos de tres salarios mínimos y no obtienen siquiera el ingreso al que hizo referencia Cordero. La riqueza en el país parece haberse generado en cantidades suficientes en las últimas dos décadas como para solventar rescates bancarios, costear campañas electorales insultantemente caras y pagar salarios exorbitantes a los altos funcionarios: se requiere ahora de la decisión política de repartirla en forma justa y equitativa, y para ello es imprescindible abandonar lecturas optimistas y autocomplacientes de los indicadores y avanzar hacia un cambio en la actual política económica.
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Insensibilidad e ignorancia de la realidad, reprochan a Cordero
Andrea Becerril, Víctor Ballinas, Enrique Méndez, Roberto Garduño, Emir Olivares, Julio Reyna y Juan Carlos Miranda
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de febrero de 2011, p. 31
Miércoles 23 de febrero de 2011, p. 31
Senadores y diputados del PRI, PRD y PT, académicos del CIDE y el ex secretario de Hacienda, David Ibarra, reprobaron ayer la
insensibilidady falta de conocimiento de la realidad económica familiar y de los precios que reflejan las declaraciones del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, a quien le exigieron corregir sus dichos del pasado lunes. Es obvio, dijeron, que ninguna familia en México vive con 6 mil pesos al mes.
En un estudio realizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM se revela que sólo en alimentación y servicios básicos una familia promedio en México (de cuatro a cinco integrantes) invierte alrededor de 7 mil 500 pesos mensuales. Si a esta cifra se le incluye vestido, calzado, salud, educación pública y esparcimiento, para vivir medianamente es necesario un ingreso de 17 mil 900 pesos al mes, aseguró el investigador David Lozano Tovar, del CAM.
Otro gasto son los medicamentos:
El servicio médico del gobierno no sirve para nada, a lo sumo te dan paracetamol. Pero muchos mexicanos tienen que comprar medicamentos de entre 500 y 700 pesos, añadió.
El senador del PRI Manlio Fabio Beltrones sostuvo que
es el Disneylandia más bonito que he encontrado en México. Mientras, el perredista Carlos Navarrete señaló que se trata de un desliz y pidió a Cordero
darse una caladita e intentar vivir con esa suma.
El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín (PRI), irónico, dijo que una familia sí puede comprar una casa, un auto y enviar a sus hijos a escuelas privadas con 6 mil pesos de ingreso:
pero a Cordero le faltó decir que antes hay que ir a una tienda a comprar una varita mágica de Harry Potter. Entonces sí alcanza para todo eso. ¡Y hasta para otro coche!
El vicecoordinador económico del PAN, Luis Enrique Mercado, reconoció que Cordero se equivocó y
debe ser más cuidadoso con sus expresiones, porque los sacrificios que hace mucha gente no son agradables. Aunque trató de defender a Cordero porque, dijo, se le malinterpretó, terminó por reconocer que fue
una expresión poco afortunada.
El diputado Sami David, coordinador del sector popular del PRI, sostuvo que
Cordero forma parte de una camarilla de personajes insensibles, que por supuesto no saben lo que ocurre en todos los hogares del país, a los cuales ofende con su postura.
El perredista Mauricio Toledo comentó:
si la febril imaginación de Cordero no produjera declaraciones tan lamentables, sería risible decir que con 6 mil pesos alcanza para todo. Debemos agradecerle que nos renueve la capacidad de asombro. En el gabinete de Felipe Calderón siempre habrá quien cometa una torpeza mayor.
Para los investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Raúl Feliz y Fausto Hernández, las declaraciones del secretario de Hacienda fueron
desafortunadas, pues los salarios en el país
están estancadosy los empleos registrados en el Seguro Social en 2010 son
reciclados, eso
es lo que la gente ve, la población no siente la recuperación, además los bancos no reactivaron el crédito al consumo, y sectores generadores de empleos, como la construcción, tuvo un crecimiento cero.
Entrevistado sobre el tema, el ex secretario de Hacienda, David Ibarra, luego de la presentación del libro Desarrollo y crecimiento en la economía mexicana, de Juan Carlos Moreno-Brid y Jaime Ros Bosch, dijo simplemente que el secretario Cordero,
debería ir al mercado.
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